El histórico portero del Villa de Aranda recibirá un galardón en reconocimiento a su trayectoria profesional tanto en Aranda como en Nava y Soria, los otros dos equipos participantes en el torneo
Hay huellas que tienen nombres propios, como también hay lugares que resultan inevitables de asociar a personas. Y resulta paradójico en un mundo en el que la etiqueta y la inmediatez domina cualquier ámbito de la vida. Por eso, mencionar las palabras Santiago Manguán y Alberto Miranda, ya imponen respeto. Pero no un respeto miedoso, sino un respeto pasional. El de un sentimiento basado en el esfuerzo, la lealtad, la dedicación… y así podríamos seguir durante una cifra interminable de líneas. Dos personas que empezaron por ganarse la idolatría de su pueblo, y llegaron hasta ser reconocidas en todo el país.
Y es que tal vez ese es el significado de las efemérides de la vida. Que no va de lo que consigues, sino de lo que te llevas por el camino. Una representación, quizás, tan poética como simple de lo que supone y supondrá el Memorial Santiago Manguán para el Club Balonmano Villa de Aranda. Un recordatorio al mundo que no se basa en lo que fue Manguán, sino del legado que dejó durante su camino. Y no hay mejor manera para honrar a su nombre, que con alguien que representa los mismos valores que nos regaló el atleta: Alberto Miranda.
Alberto Miranda es la clara muestra de que los refranes siempre tienen excepción. Porque al león puedes sacarle de la selva, pero nunca la selva del león… y ahí se abre una clara discrepancia. Porque a Alberto no le puedes sacar de dentro al Villa de Aranda, como el Villa de Aranda no puede entender su historia sin Alberto Miranda. Y es que existen jugadores que están de paso y otros que hacen historia. Pues bien, Miranda entra dentro del minúsculo grupo de los que se convierten en leyenda y con ello, cambian por completo el significado de un club.
El III Memorial Santiago Manguán reúne todos los alicientes para que el apellido Miranda tenga de vuelta una diminuta parte de todo el esfuerzo que el arquero brindó por estos colores. Y no sólo hablamos del amarillo del Villa de Aranda, sino que también del de Soria, o del blanco de Nava. Los tres clubes que disputarán el torneo amistoso comparten dos cosas: su amor por el balonmano y que alguna vez han vibrado con las paradas de Alberto Miranda. En otras palabras, el privilegio de contar con uno de los mejores profesionales que ha tenido la provincia de Burgos en este deporte tan maravilloso.
Quemó sus etapas formativas en Aranda hasta llegar al ACD Michelín Valladolid, que le brindó la oportunidad de saborear la Liga Asobal a una muy temprana edad. Y desde la capital pucelana, con paso intermedio por el Balonmano Callosa de Segura (histórico Helados Alacant) y Balonmano Pisuerga, regresó a casa. El Villa de Aranda cumplía sus primeros años de vida, algo que resultó indiferente para Miranda. Uno siempre es más feliz en casa, y esa felicidad se transmitía dentro de la pista. Sus paradas y liderazgo le hicieron ganarse el cariño unánime de una afición que todavía recuerda su aura en la portería del Príncipe. Pocos fueron capaces de representar al club como el arquero lo hizo y de la manera que lo hizo.
Y no necesitó reivindicar que la meta fuera suya para que lo fuera. Hay cosas que encajan como un puzle, y pieza a pieza fue capaz de acumular temporadas como el que acumula años de vida. Temporadas en las que las alegrías y las decepciones se repartieron el protagonismo dentro de la línea temporal. El Villa de Aranda pasó de soñar con la Plata, a ser un referente dentro de ella. Buenos culpables de ellos fueron nombres como el de Alberto Miranda, que compartió vestuario con históricos como Ibeas o los hermanos Camino.
Ya en el año 2012, tras una salida muy criticada por la afición, Miranda tuvo que hacer algo que nunca imaginó: volver a salir de casa por la puerta de atrás. Una salida en la que no participó la afición, que quiso darle el cariño que merecen las leyendas. Despedir a un jugador con alrededor de una decena de temporadas en el club (y estar en el ranking de más partidos disputados) nunca es fácil de digerir, y mucho menos de olvidar. No, no se iba el portero del Villa de Aranda, se iba Alberto Miranda… Y ese tipo de despedidas siempre dejan una cicatriz imborrable.
Del Príncipe de Asturias pasó a Zamora. Allí repitió la historia de siempre convirtiéndose en un imborrable tras comandar al equipo hasta la Liga Asobal. Una aventura que finalizó para marchar a Nava. En tierras segovianas coincidió con Julián Rasero, viejo conocido de su etapa de amarillo. Un consejo del propio Miranda propició el fichaje del pacense, con quien compartió una de las dos campañas que el arandino vistió de blanco. Casualidades que demuestran una amistad unida por el deporte, y que con el paso de los años se mantiene.
Finalmente, Balonmano Soria fue el último privilegiado en gozar de sus tardes mágicas. A sus 42 años, decidió enfundarse la camiseta amarilla con la misma ilusión que el joven que un día despuntaba en Asobal en la capital pucelana. Cuando ya lo has vivido todo, normalmente el hambre de nuevos retos desaparece… Pero siempre existen excepciones. Alberto Miranda fichó por Balonmano Soria con un argumento y un objetivo: físicamente se encontraba bien como para seguir disfrutando del balonmano a primer nivel. Dicho y hecho. Allí militó durante cinco temporadas y marcó de nuevo una época hasta su retirada en 2022. Fue partícipe de un ascenso histórico ascenso a División de Honor Plata, y como no podía ser de otra forma, compartió vestuario con Julián Rasero durante una parte de ese lustro. El destino quería que esa última aventura profesional de ambos, los cruzara para un last dance.
Historias así, de las que demuestran que el deporte va mucho más allá de la pista, son las que representan al Club Balonmano Villa de Aranda, y por ello será un orgullo homenajear a Alberto Miranda en la previa del III Memorial Santiago Manguán. El tradicional torneo amistoso se celebrará este mismo sábado 17 de agosto en nuestra casa habitual y arrancará a partir de las 19 horas. Recordamos que será entrada totalmente gratuita e invitamos a todos a que pasen una tarde mágica en las gradas del Pabellón Santiago Manguán.